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martes, 4 de abril de 2017

México y Polonia: los puntos de conexión

 

En el marco de la próxima visita oficial del presidente polaco Andrzej Duda a México, un grupo de periodistas tuvimos el privilegio de conocer algunos aspectos de la realidad política, económica y social de este país que se encuentra colocado al centro de Europa. Pronto una lección histórica se hizo presente: el peso que juega la geografía para esta nación acorralada por Rusia y Alemania, dos centros neurálgicos del poder mundial que comparten vecindad con Polonia.

Desde su más temprana historia, Polonia ha sido un país altamente codiciado por los intereses de las potencias globales, su posición geoestratégica la ha llevado a sortear los cálculos de su repartición e incluso el apetito de su desaparición que la sacaron del mapa político por 123 años. Fue en 1918, cuando Polonia recuperó su independencia, después de haber estado asediada por Prusia, Rusia y la monarquía austro-húngara, y más adelante invadida por la Alemania nazi y el totalitarismo ruso en la Segunda Guerra Mundial. Con la geopolítica por delante, Varsovia vio nacer a uno de los geopolíticos más influyentes en la política exterior de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski, quien fue consejero de Seguridad Nacional del presidente Jimmy Carter y un erudito en estudios estratégicos e internacionales.

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Cambios territoriales en Polonia 1635-2009.  (Dominio Público, vía Wikimedia Commons). 

Polonia cuenta un posicionamiento internacional destacado como país puente entre Europa Occidental y Oriental, una nación llamada a conectar con la región euroasiática con quien mantiene relaciones sólidas y al más alto nivel, una plataforma multidimensional para promover vínculos con terceros países a través de los atributos que despliega como la séptima economía de la Unión Europea (UE). Mediante un proceso de transformación de gran calado que permitió su transición del comunismo hacia una economía de mercado, Varsovia ha cobrado mayor peso y talla al interior de los países europeos. Recordemos que el polaco Donald Tusk conquistó el cargo político más codiciado dentro de la ecuación comunitaria como presidente del Consejo Europeo y consolidando su voz como el mayor actor de influencia política y económica dentro del Grupo Visegrád, a su vez conformado por Hungría, República Checa y Eslovaquia.

Bajo los embates de la crisis financiera global del 2008, Polonia fue bautizada como la “isla verde” por haber consolidado el crecimiento económico más dinámico de los países de la OCDE. Gracias al vigor de su mercado interno, su sector exportador y al uso del zloty -y no del euro- como moneda nacional evitó caer en recesión frente a sus pares europeos. Justamente sus autoridades económicas nos han confirmado que en los últimos 30 años, el PIB per cápita se multiplicó por ocho, mismo que alcanzó los 26,403 dólares en el 2015. En esta historia no podemos esquivar que Polonia ha sido el país más beneficiado por los fondos de cohesión social recibidos: mil millones de euros mensuales durante el periodo 2001-2013, que se suman a los 80 mil euros aproximados para el período 2014-2020, de acuerdo a lo señalado por su Agencia de Promoción de Comercio e Inversión.

Donald Tusk

Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. Fuente: ZN.ua

Mientras que Polonia concentra el 79% de su comercio con la UE, México supera el 80% con Estados Unidos. En un interés por diversificar mercados y capitalizar nuevos nichos de negocio, México y Polonia convergen en su interés de escalar el nivel de ambición de la relación bilateral. Una oportunidad que toma un nuevo relieve ante la llegada de la furia populista a la Casa Blanca y el fin de la relación especial con Washington al tiempo que tiene lugar la modernización y la actualización del Acuerdo Global entre México y la UE, éste último un incentivo para impulsar relaciones con mercados no tradicionales ante la concentración excesiva de nuestros vínculos comerciales y de inversión con seis países de los 27 del club europeo.

Alentar la curiosidad, combatir el desconocimiento, comunicar los retos y oportunidades y fomentar el diálogo proactivo entre diferentes sectores y actores de la relación bilateral deberá guiar los esfuerzos para empoderar esta relación potencial que puede adquirir nuevos bríos y dimensiones. En este contexto, Polonia decide convertirse en observador de la Alianza del Pacífico y establecer una oficina de promoción comercial en la Ciudad de México para atraer inversiones y capitales. Sobre este ropaje se acerca la visita del presidente polaco Andrzej Duda a México.

 

 




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