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jueves, 22 de noviembre de 2018

El G20 en Argentina: entre jaloneos y y divisores

Este 2018 es un año importante para el G20, se cumplen los 10 años de aquella primera reunión de líderes celebrada en Washington y que tuvo como objetivo principal asegurar mayor coordinación entre las potencias centrales para evitar caer en nuevos desbalances económicos, después de la crisis financiera 2007/2008 que desembocó en una gran depresión global y en la necesidad de reformar la arquitectura del sistema financiero internacional tomando en cuenta el mundo multipolar y el mayor peso y talla de las economías emergentes. Desde entonces, y bajo un nuevo equilibrio del poder económico mundial, el G20 se ha convertido en un espacio privilegiado para sincronizar las políticas más importantes en materia de gobernanza económica global, aunque no tenga carácter vinculante.

Pese a la diversidad de agendas, intereses y posicionamientos, el G20 ha demostrado ser un foro eficaz: ha logrado evitar una nueva crisis financiera global, promover mayor equidad en la tributación internacional y coordinar políticas monetarias, fiscales y estructurales entre países avanzados y emergentes. Además, con la inclusión de otros temas (cambio climático, Agenda 2030, antiterrorismo, etc.), se ha consolidado como un organismo más representativo e inclusivo que el G7 y más práctico en la toma de decisiones que Naciones Unidas, la máxima instancia multilateral que vive un desprestigio mayúsculo por el asedio de la diplomacia nacionalista y unilateralista de Donald Trump. No obstante, el actual contexto internacional dificultará los consensos debido a las rivalidades geopolíticas entre países centrales y emergentes que se han impuesto sobre la toma de acuerdos. Precisamente el G20 está viviendo el mayor desafío desde su historia porque la arquitectura política y económica que dio gobernanza histórica está en cuestionamiento.

Hace un par de semanas, durante la conmemoraron de los 100 años del fin de Primera Guerra Mundial, se palparon públicamente las divisiones antagónicas entre Occidente: Donald Trump vs Merkel y Macron. Las rivalidades son muchas entre el mundo abierto, multilateral e incluyente frente al mundo cerrado, supremacista y autoritario. Cuando el mundo atestigua el quiebre de alianzas al interior del mundo liberal, se presenta un realineamiento de fuerzas al interior del G20: China, Rusia y Turquía, tres países que están desafiando a EE.UU. y que buscan llenar los huecos vacíos dejados en la escena global por Donald Trump. La guerra comercial, el abandondo del Tratado de Armas Nucleares de Rango Medio con Rusia y el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, son temas que saldrán a relucir. Por otra parte, después del fracaso de la Cumbre de APEC de Papúa Nueva Guinea -donde por primera ocasión en la historia no se logró concertar una declaración final-, disminuyen las expectativas de triunfo para el G20.

G20_2018_logo

Logo oficial de la Cumbre del G20

A la próxima Cumbre del G20 en Argentina le anteceden 84 reuniones de grupos de trabajo, 48 de Sherpas, 28 de ministros de Finanzas y 7 de grupos de compromiso que incluyen a  representantes de la sociedad civil, según lo establece la organización de la misma. Todo un conjunto de actores plurales y diversos para abordar cuatro pilares temáticos: el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo, el futuro alimentario sustentable y la perspectiva de género. Todo ello, en el marco de la IV revolución industrial. Pero, como se mencionó, serán los temas antagónicos aquellos que prevalezcan. Se pretende que una reunión bilateral entre Donald Trump y Xi Jinping llegue a un acuerdo comercial sobre tarifas, cuotas y aranceles; y es que no sólo consiste en resarcir la relación bilateral, detrás de la guerra comercial hay otros temas relacionados con la reforma a la OMC, su mecanismo de solución de controversias y el bloqueo que EE.UU. le está imponiendo a su órgano de apelaciones para no reemplazar a jueces que han terminado o están finalizando su gestión. Por lo anterior, resulta fundamental para los países centrales y economías emergentes que en la Cumbre del G20 se puedan acordar las reglas básicas del sistema comercial del siglo XXI y avanzar en políticas más distributivas de los beneficios de la globalización.

Mientra tanto, Argentina se viste de manteles largos con la celebración de la primera cumbre en Sudamérica, el presidente Mauricio Macri, quien tiene como invitado especial a Chile y Países Bajos y a la comunidad del Caribe representada por Jamaica. Argentina, también será el primer destino latinoamericano que visite Donald Trump como presidente de EE.UU. –Recordemos que el inquilino de la Casa Blanca canceló su participación en la Cumbre de las Américas en Perú -un gesto negativo hacia la region- y visitó México como candidato y no presidente-. Aunque el argentine lleva la voz cantante de las economías emergentes al presidir esta cumbre, su liderazgo se ha deteriorado como producto de la crisis financiera que vive su país y el efecto arrastre de las turbulencias que padecen las economías emergentes.

Para el caso latinoamericano, resultará esencial mostrar un frente común. Con la despedida de Enrique Peña Nieto y Michel Temer –el presidente brasileño que no llegó por el juicio de las urnas- y quizá el adiós de Mauricio Macri el año entrante por la celebración de elecciones presidenciales en Argentina, en esta cumbre se perfilan más antagonismos. El Brasil de Jair Bolsonaro descuidará el Mercosur como prioridad a diferencia del posicionamiento que hace Argentina, quien defiende la negociación comercial en bloque con la UE. Además, la visita que realizará a Chile, antes que Argentina, se ve como un gesto sintomático de estos vientos de cambio en Sudamérica, las nuevas directrices geopolíticas que se abordarán en el Foro Mundial del Pensamiento Crítico, la contracumbre que se celebrarán en el marco del G20. México, por otra parte, estará enfocado más en el aspecto interno que en una política exterior activa, y en buscar completar el proceso de ratificación del T-MEC tras la conformación del nuevo Congreso en Estados Unidos.



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