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jueves, 22 de septiembre de 2022

#CMM2022 – La Mujer y la Política

El mundo corre a un ritmo veloz y convulso: guerras, choques religiosos, pandemias, crisis económicas, desastres humanitarios y negocios globalizados se acompañan de la fatiga social, la destrucción tecnológica y la sobreexplotación irracional del planeta. Un cúmulo de desafíos universales en el que la mujer difícilmente figura en el proceso de toma de decisiones.

Abordar la equidad e igualdad de género es un aspecto esencial para abordar todos los desafíos que enfrentamos, particularmente ahora, cuando los derechos de las mujeres y las oportunidades de las niñas se han visto erosionados por la pandemia de COVID, el cambio climático, el conflicto, los abusos contra los derechos humanos y por el surgimiento de liderazgos autoritarios con agendas misóginas. ONU Mujeres ha dejado un mensaje muy claro: las sociedades que invierten en alcanzar la igualdad de género son más pacíficas, saludables y prósperas.

El diagnóstico es aterrador. El Global Gender Gap del 2021 del World Economic Forum señala que se requerirán más de 135 años para alcanzar la paridad de género en todo el mundo. Abordar la desigualdad de género es vital para la recuperación. Un informe de julio de 2020 de McKinsey & Company encontró que, si no se toman medidas para abordar la pérdida desproporcionada de empleos de las mujeres durante la pandemia, el PIB mundial en 2030 podría reducirse en un trillón de dólares.

La equidad de género está directamente relacionada con mayores niveles de seguridad y estabilidad. Es importante reconocer que las mujeres son esenciales para construir una paz más duradera y estable. Diversas investigaciones muestran que cuando las mujeres están involucradas en la toma de decisiones, las sociedades son más pacíficas y prósperas; y existe un menor riesgo de guerra civil y niveles más bajos de abusos a los Derechos Humanos: menos desapariciones, asesinatos, tortura y encarcelamientos políticos. Países desiguales alimentan más la pobreza, la inseguridad y el extremismo.

Como ejemplo, consideremos a las mujeres de Liberia que movilizaron sus esfuerzos y protagonizaron protestas silenciosas de no violencia para poner fin al conflicto armado; a la Coalición de Mujeres de Irlanda del Norte, que ayudaron a que el Acuerdo del Viernes Santo tomara forma. El movimiento de la Mujeres de Negro en Serbia también resulta sintomático, se reunían cada miércoles para protestar en contra de la militarización y abogar por la finalización del conflicto. En Latinoamérica hay dos casos emblemáticos: las Madres de Plaza de Mayo en Argentina, cuyo propósito inicial era recuperar con vida a los detenidos y desaparecidos, para luego presionar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad y promover su enjuiciamiento. El segundo, el rol de las mujeres en el proceso de paz en Colombia, una vez que se les involucró en las negociaciones fue cuando se alcanzó un acuerdo. 

ONU Mujeres señala que de cuarenta procesos de paz estudiados había más posibilidades de llegar a un acuerdo en aquellos donde las mujeres pudieron ejercer una fuerte influencia en el proceso de negociación, que cuando los grupos de mujeres ejercían influencia débil o nula. Este hallazgo se complementa con otros análisis estadísticos: cuando las mujeres son testigos, signatarias, mediadoras y negociadoras existe un aumento del 20% de la probabilidad de llegar a un acuerdo de paz.

Frente a las amenazas globales multiplicándose cada vez más, el mundo no debe olvidar que las mujeres somos generadoras de múltiples soluciones. Por ende, nuestra agenda debe ocupar un lugar central en los planes y acciones. Ha llegado el momento de acelerar el progreso poniendo recursos significativos y apoyo político detrás de la arquitectura internacional dedicada a promover e innovar en la igualdad de género.

Por ello, despliego un decálogo de acciones, las diez consideraciones básicas que tenemos que tomar en cuenta las mujeres para influenciar en toma de decisiones de la política internacional.

Debemos de abogar por:

  1. Una Secretaria General de la ONU.
  2. Más mujeres negociando conflictos internacionales.
  3. Más mujeres presidentas, primeras ministras y vicepresidentas.
  4. Más mujeres parlamentarias.
  5. Más mujeres candidatas.
  6. Más mujeres en la diplomacia como embajadoras y cónsules.
  7. Más mujeres tomando decisiones en los organismos regionales.
  8. Más mujeres empresarias y emprendedoras.
  9. Más mujeres activistas, periodistas, comunicadoras y reporteras en el mundo que cuestionen la toma de decisiones internacionales.
  10. Más mujeres implicadas en el cumplimiento de la Agenda 2030.

Hay un abismo entre la retórica y la implementación. No basta con compromisos como en el pasado, es tiempo de responsabilidad.

Este texto fue adaptado de la ponencia que realice en la Cumbre Mundial de Mujeres Guayaquil 2022. Podrán observar la ponencia completa en el video de abajo.



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